viernes, 26 de marzo de 2010

Poemas de Thais Ballenilla (Cuba)


Thais Ballenilla es el nombre de esta gran poeta cubana a quien tuve el honor de conocer en el Festival de la Habana en mayo de 2008, me impresionò la fuerza de su verso, la claridad y frescura de sus imagenes, ademas del humano discurso cargado de una sensibilidad pocas veces apreciada; tuve la suerte de compartir poemas y charlas sobre La Habana, Martì, Eliseo Diego y Vallejo a quien admira fervientemente. Puedo decir que gozo de su amistad y cada vez que los azahares de la vida me acercan a Cuba es necesario visitarla. Esta poeta mayor nos ha obsequiado algunos versos que a continuaciòn entregamos:

LA ÚLTIMA PINTURA


La muchacha desnuda,
indefensa bajo la tiranía de los pinceles,
en orfandad de telas y cojines,
inocente retrato
no hay cuello de cisnes ni pubis negro,
ni mamas con rosas,
el pintor ciego regaló sus ojos,
trazos deformes bebe el lienzo,
agua de sueños son las acuarelas
y Cundo perece sobre el caballete.







ADAGIO PARA UN DESPERTAR.


Pájaros, sólo pájaros conversan.
La línea fija en el cráneo. Todo es un objeto de memoria,
lo diario-pequeño,
la manera de revelar la insensatez y
la rutina.


Acaso el capricho es tan satánico como la casualidad.


El yo-visionario, bebedor sin límites,
guardián de tantas profecías
no puede acomodar a la mujer pignorando
sus cándidas parcelas.
El yo-intelectivo a puños viene,
reprime el aroma del café con un azul tan lento.


No es preciso encontrar una respuesta para
la cultura de la ausencia.


Persiste la memoria en un cuadro de Dalí.
Los peregrinos pasan sobre las sombras de la tierra,
con ese corazón perfecto,
Los advenedizos se quedan en las grandes avenidas,
solos en la alta noche.

Nadie creerá en un pintor neurótico,
en una poetisa histérica,
distribuyendo las razones,
la disciplina de ser lo que soy:
la pura señora en el momento puro,
y ver como ha corrido el tiempo.

Sueño y no quiero soñar-
no sea que despierte
y tenga a flor de labios la misma pregunta.







ANTÍFONA


Por Eliseo y Baquero



Nunca pensé en la muerte del ser como puro existir
la única medida fueron la quinta soledad,
un cuarto alquilado,
la posibilidad de ser nostálgica,
la cristomanía,
el dolor pudriéndose en el pecho,
el anonimato y las negaciones.


Absurdos.
Las palabras (puras) solo pueden ser escritas en la arena por un inocente.


El péndulo se aprovecha de las horas
con la rabia de Dios en las costillas,
la luz del marginado yo - huye de su generación-
( id profundo) bajo la frase que lleva las cenizas,
en un río de penas descubiertas.
Solo encontramos palabras para lo que está en palabras.
El asunto no es gastar papeles
por delirio,
por contrato,
por recordar lo que ya es historia.


Sacralizo el último rostro con una razón exquisita,
ocurra lo que ocurra,
algo le sobra de humano a la muerte.


Minúscula muerte y sus clasificaciones:
la ficción,
modelos de humanidad domesticada
(es posible en un segundo soñar toda la obra de Proust)
la ausencia de Cronos (nadie puede venir después del último)
el está bien que mal termina,
la Nada nocturna,
el egotismo y la paridad.
Vanidad de vanidades


No era la muerte el único refugio,
el eterno retorno de aquel listo alemán no me convence.
No soy un modelo sintético.
Prefiero la Divina Comedia,
y después, quizás encuentre (descalza) algún jardín.
Aún cerca, la muerte no es más que un cuento furioso.
Déjame olvidar el versículo del Zaratustra y vivir mi propia luz.







Qué le debo al silencio.


Es un ojo que apunta…

Cesar Vallejo




El silencio es un ojo que apunta,
sobre el yo,
producto melancólico entre el agua libre
y el agua estancada,
vaciándome gota a gota,
los grifos de la niñez nunca pasan de castaño oscuro,
vaciándome gota a gota,
sostienen la casa como una verdad extensa.


Cierta historia le debo al silencio,
el pan- duro o los pedazos,
la santidad de la lengua y sus perfecciones,
la premisa de sortear el amor diario (eternamente inmóvil),
y luego
gritar al por mayor los nombres de todos los seres que una vez rieron,
porque todo estaba premeditado en una casa vestida de arena.


Puedo morir y ver a Dios como un hobbit
confesar que yo era algo más que aquella mujer del Amado Vicio
y después poco me importa soñar con los aretes puestos.







DIÁLOGO CERRADO


Inútil fue la voz, el silencio fue su único recurso.

La escucho, poderosa y real como el grito.

¿Qué hablamos? Lo que cabe hablar en las cómodas sillas; me alegra su suave tono.

Es una voz de niña- con el hilo y el añil del agua- .

El aliento conmueve el interior de la casa, los cuadros y los helechos colocan su vejez en las sombras.

Un viajero toca la puerta donde no existen cerrojos, la perfección soporta la húmeda penumbra, anega los cofres.

Buenas tardes- dice con un afán estéril- ignora la memoria.

Miro otra vez los cuadros de las musas gordas y no encuentro pábulos para el salobre del agua.

Aquí estamos las hojas y las lombrices como una negación en la última escena.

Afuera la vida es tan extraña, algunas criaturas,
otros, animales sin voz para confesar la convivencia.
Pero la voz se aprovecha de la noche, y huye.

Después de todo, una voz tan frágil, no es posible que venga a cobrarme la nostalgia.






ANALOGÍA


Y al ver la prodigiosa analogía
que vincula tu historia con mi historia
llena de sencillez y poesía,
te consagro esta pálida memoria.
Luisa Pérez de Zambrana.



El libro debe su linaje al tiempo,


(todos salvan la luz
para guardar la memoria)

No ceso de guardar esa memoria y
miro la luz,
a mansalva de las sombras,
llena de sencillez y de poesía.








RITO DE DOMINGO


Ya sabrá el silencio que solo tengo un domingo al alcance de la mano.
( vocación del que cuenta),
Los retratos, las abuelerías y
el olor de familia solicita los mendrugos,
el polvo de los sábados,
la humedad del techo,
el eco de la escoba… hondos y puros.


De qué vienen a quejarse los pájaros terrestres
acotados en el centro de la sala.
Retadores que pactan alguna tregua sobre la lenta memoria
y el olvido rápido.
Se ha detenido la vida. Nadie admite lecturas en la línea de las manos.






CINTURON DE CASTIDAD



C´ est toujours la seule-ou c´est
le seul momemt…
Gérard de Nerval




Todo puede ser muy controvertido,
la visión de alguna especie amalgamada.
Cien versiones de lo que puede ser un buen amante
cien graciosas farsas,
un gran pretexto para arañar paredes
y envolver el santo monte en trapos de lino.

Un milagro contiene muchos milagros.


Las mujeres nos las arreglamos de algún modo,
pláticas,
un sedante,
la manía sobre las cuatro patas de la verdad,
al final las abluciones
y las violetas aguardan por sus ramos.


La inocencia – en broma-
recuerda la clave de los siete cuerpos del hombre
y el libro mejor escrito de la sexualidad.


Un silencio,
ni mejor, ni peor, rescatando una buena biografía.


Aun eres (una) joven de mil maneras.


Tal vez recuerde La Fuente de la Virgen,
conciba algún tabú para

los que juzgan a una prostituta
aborte el suave olor del Evangelio sobre el papel.
Prefiero las excepciones y la ridiculez.
En este minuto, una mujer sin nombre podría escribir versos,
versos,
versos.








VOY A BEBER DE TU AGUA ESCRITA



En una gota de tinta hay un gran almacen
Wilaswa Szymborska




Los axiomas rebozan la taza de coraje
las emociones: ángulos de pureza
reflejan el hocico del corzo,
afán absoluto del que gira y gira sin un nombre,
obsesión que hace aguas la casualidad.


La analogía
sobre las hojas blancas,
con la primicia temporal del jesucitado,
desaparece, entre las salmodias.



Aquí reinan otros derechos, en blanco y negro
una flecha torpe de belleza
el pájaro- ave noctámbula- que otorgó la pluma
entre las agonías que pasan por mis manos.


Quizás he recibido ráfagas vitales,
resortes de voluntad,
y las vejeces resistan
la complejidad de los quejidos,
las cicatrices rectas y oblicuas
del mar que transita con sus llaves rotas.

Quizás el cambio de sueños sea una necesidad,
y no el embrión que fingen las palomas,
como un decidor bajo un paraguas.

Busco la lluvia que atraviesa el fuego
me coloco por encima del lado “M”,
con la misma manera de ser –solamente yo-
caos ordenado en sí,
con la posibilidad de perpetuar a tiempo la memoria.

Quién sabe para quien escribe.

A pesar del chachareo y las reliquias me cubre la alegría de escribir, versos.

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