martes, 26 de enero de 2010

CIUDAD SITIADA DE ROBERTO SALAZAR


Por: Raúl Heraud



Ciudad Sitiada del poeta peruano Roberto Salazar Gamarra (Casa Barbieri editores, 2009) es el canto de un poeta inmerso en una ciudad amurallada por anhelos, tragedias, esperanzas e infortunios; un mundo donde el hombre que ofrece abiertamente su corazón, como si se tratase de un peregrinaje, o exorcismo, se encuentra y se extravía en esta ciudad interior, que no es más que un gran bosque de recuerdos y de encuentros con el pasado.


Y es ahora esta vez

voz este canto innato de los

adolescentes felices

lo que extraño

ahora que los días de fiesta

pasaron

se va nublando el

lejano cielo

y los hombres caminan caminan caminan



Plasmados en el papel como si se tratasen de instantáneas, de calles que Salazar suele transitar y que muestran los dos rostros o estadios en los que el poeta se ha reconocido infinidad de veces: alegría y tristeza, y que menciona reiteradamente como sello de esa continua visita o repaso del viaje intimista que el poeta realiza.



Y simplemente estoy triste

como se está triste……

y defeco en las tardes

a la hora de la soledad



En la segunda parte del libro titulada Ciudad Sitiada, el poeta entiende que las libertades deben ser ejercidas a cualquier precio, más aún si existen algunos elementos opositores que impidan profesarla plenamente.



Y te alejas de mí

por la vereda silenciosa en la mañana

bulliciosa en las tardes

el tiempo es uno solo

y te sigo con la mirada

como a un ave viajera riéndose…



Roberto Salazar es consciente de su dimensión como ser humano, como poeta, como sujeto único y doliente que es capaz de idealizar la vida, el amor, la muerte, de transformarlos en su leit motiv, y a partir de eso crear una ciudad, un personaje sitiado por la memoria y dotarlo de palabras, de sueños y transformar una realidad posible en una imposible.



...tus piernas dos columnas

Dionisiacas detenidas comoparéntesis de arena en

un oasis

Déjame ser tú en mi cuerpo

y yo en la mitad del tuyo

al bañarse en la ducha

todo el tiempo



Ciudad Liberada, tercer movimiento del poemario es una conversación permanente con el presente, posee la frescura y libertad que el poeta plantea desde su dialogo con él mismo y con el mundo, con los personajes que aparecen apenas como siluetas, sombras que utiliza para recordarnos que la ciudad es más que calles y bares, y que los protagonistas de sus historias pueden vivir en cualquier latitud del planeta.



...es bien entrada la hora del internet acuático

es hora de salir el obeso derribó mi puerta y está

a punto de agredirme

sólo te pido una cosa: copia este poema

y envíamelo algún día.



Es necesario mencionar el aire fatalista que se desprenden de algunos poemas, como si el poeta quisiera hacernos participe de sus actos fallidos, de su deambular por estas calles sin nombre, donde la fortuna parece ser una negación continua de situaciones dislocadas y trágicas, el discurso en la ciudad es fatal, gris como la niebla que cubre las mentes de los hombres que se pierden en sus callejones sin salida.



...y vi morir a mi madre a mi lado

entre sábanas blancas y sonrisa deesperanza

pensando en el hielo donde caen losruegos…



Al final cuando la Ciudad Sitiada de Roberto Salazar Gamarra cierra sus puertas, apaga sus luces, y se callan las voces de sus efímeros habitantes, el poeta vuelve una vez más a recorrer los antiguos recovecos, las viejas calles de cinco esquinas, los eternos zaguanes, sólo para cerciorarse que la vida espera ahí, intacta, con sus pro y sus contras, con sus altas y bajas, como diría Vallejo “al borde de una mañana eterna”.


Raúl Heraud

La Molina, 2009.

lunes, 18 de enero de 2010

HIMNOS DE MIGUEL ILDEFONSO





Por: Raùl Heraud


Himnos de Miguel Ildefonso (ediciones Apolo Land - 2008), nos invita a recorrer las calles de una ciudad violenta, trasnochada, llena de contrastes, “No hay dolor que no sea un paraíso/ o ciudad extraviada de poetas/ estancias de vagabundos y plazas…” eterna, como las vidas que se repiten una y otra vez en una vieja película “apenas la vi quedé paralizado/ el lado invisible del universo/ radicaba en la indiferencia hacia la anciana” aquella donde Miguel teje su universo poético, “cuando no queda nada queda la poesía” trágico “te vi doblar la esquina pero nadie entendería/ nadie comprendería/ nadie está interesado en creer”, metafísico, “Quién no ha matado a su dios?/ yo lo maté tantas veces que no recuerdo…” cuestionador “qué era la poesía? ¿qué mierda es la poesía?”, sórdido, “ la naturaleza es un prostíbulo/ y caminas al cielo los ruidos más altos/ las voces los hedores…” tanático, “… el gris cemento pintará su sombra cansado de dar vueltas/ dormirá en un hotel barato y desde el amanecer pensará/ en morir…” real, “… la basura humana muriéndose por dinero/ todos los crepúsculos los he visto/ todos los caminos de la tarde los recorrí de mañana” con la intenciòn de mostrarnos la farsa en la que se ha convertido este mundo o simplemente como dejándonos señales, signos de su paso por esta vida a la que Miguel canta “aunque no existe la poesía/ yo escribo poemas himnos como si existieran los dioses”, con toda su plenitud humana de hombre transeúnte, de poeta artesano en un mundo donde la belleza y el caos escinden la naturaleza humana “El caos es una bella palabra/ y si la rosa es otra bella palabra/ entonces también la rosa es caos” y el cuerpo es apenas un envoltorio, una caja de resonancias de todo lo vivido, “… porque mi cuerpo ya no es de esta sombra/ no trates de alargar/ el latido de un corazón imantado a la luna/ no tengas compasión de mi semen/ derramado al silencio del hielo” de todo lo amado que siempre se deja atrás “… ella iba tras un arcoíris _ luego se convirtió en arcoíris/ y otra vez el dolor se ató a tu corazón y no al mar/ tan próximo a ser las olas _desde entonces/ sientes el doble y el infinito siempre se mantiene intacto”. Himnos es un libro de sentidas canciones, de instantes eternos, de bellas melodías que Ildefonso musita levemente al final de la tarde para recordarnos que aún seguimos vivos.



Raúl Heraud

La Molina, enero de 2010

viernes, 8 de enero de 2010

EROCÉNTRICA DE ROCÍO SANTILLANA


Por: Raúl Heraud


Erocéntrica de la poeta peruana Rocío Santillana (DHB Ediciones – México 2009) es el viaje sin escalas hacia el instinto, “el dorso de tu mano despereza mi vello”, al placer sexual “fue abrirte la puerta/ y mis piernas treparon a tu boca”, ejercido plenamente sin ambigüedades ni reticencias “porque no existimos/ más allá de mis sábanas.” Desde sus primeras páginas, como si se tratase de una exquisita fruta prohibida, los poemas, que poseen un dulzor amargo que solo encontramos en las costas del Caribe “por algo me arrebata esa guapería tuya/ de muérdete el labio, que estoy en candela.”, confirman que Rocío vive un eterno idilio entre dos culturas, “Ya sé que eres el mango más chupeteao de la/ Habana, el tipo más escapao, el animal que vino/ acabando pa darme gozadera y vianda.” hay que recordar que Rocío escribió esta acalorada bitácora, estas “lascivas memorias” en su estancia en Cuba bajo el signo de Yemayá y que provocan un extraño escozor, algún fantaseo orgásmico mientras, convertidos nosotros en vouyeristas observamos sin ser vistos como la poeta despoja del asfixiante traje púdico a cada uno de sus amantes, introduciéndolos a un mundo de goces y aventuras carnales donde la protagonista, hedonista confesa de esta historia nos revela una segunda lengua “tengo una lengua para descorchar tu botella/ y otra para dejarte con sed, cuando recuerdo/ que soy abstemia./ tengo/ jugo de sandía/ y dos lenguas/ tengo.” aquella que Santillana muestra erótica y erógenamente en estas páginas “bendigo mi clítoris en tus dedos/ y tu fórceps en mi útero.” como en un acto de posesión “mis manos son una página en blanco que podré leer/ sólo cuando sea capaz de borrar/ las huellas de tu esperma/ aún a riesgo de no tener ya de qué escribir.” de frenética conquista, “y yo, bulímica de sexo/ y anoréxica de todo lo demás/ famélica/ vuelvo a jadear/ como cuando de un portazo cerré mi casa/ y salí disparada/ por la acera/ por la carretera/ por las once cuadras/ que me separaban de tu esqueleto con pellejo…” al fin y al cabo el arma para doblegar y ser doblegada tantas veces como sea posible. Erocéntrica de Rocío Santillana está escrito con fuego, con toda esa magia y sensualidad que ejerce el trópico sobre sus habitantes, es el canto epicúreo al final de la tarde que llega en forma de brisa desde el Atlántico “nuestros labios, aceitunas/ cerezas en tu pulso/ flores, plumas, mariposas/ zancadillas que le puse al tiempo/ en 21 y f”.

¡Que viva changó!

La Molina, enero de 2010



DATOS PERSONALES

Rocío Santillana, Lima, 1967. Trabaja habitualmente como guionista de series de tv en Madrid, donde descubrió la teoría de género y su aplicación en la comunicación... En La Habana coguionizó la película documental hispano – cubana Reyita, estrenada en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano. Poemas y cuentos suyos pueden leerse en webs y blogs de Brasil, Perú, España y Cuba. Ha realizado lecturas performáticas y dirigido los cortometrajes Erocéntrica, ¿cuál crisis? y Mi otra lengua, producidos en La Habana en 2009 y basados en su poemario Erocéntrica.

martes, 5 de enero de 2010

OTROS VILLANOS (POESÌA)


Por: Raúl Heraud




La poesía peruana del nuevo milenio se manifiesta a través de una amplia diversidad de voces, de propuestas disímiles que provienen de las calles, las universidades, como es el caso de la antología poética Otros Villanos, (Pájaros en los cables editores) que nos brinda el trabajo de nueve jóvenes poetas, vinculados a la universidad Federico Villareal y que no es más que la confirmación de la tradición poética de esta casa de estudios. La calidad de los textos reunidos en este libro comienza a hacerse presente con la voz familiar de Alessandra Tenorio quien nos invita a recoger sus pasos por su inexpugnable casa “mientras yo /empezaba a construir mi casa/ con un patio de huéspedes/ para poner las semillas de mis hijos”. La foto familiar como recuerdo imperecedero: “a veces somos gallinas ciegas jugando a seguir voces/a veces solo espejo de nuestros deseos” sostenida, eternamente, en algún lugar de la memoria “cuando mi abuela tenía 5 años/ yo era rosada enorme nebulosa/ mi padre tenía sombrero con espuelas/ la casa era grande/ los hijos rubios/ y mi abuelo monosílabo y sin risa”.
Víctor Ruiz Velazco construye su reino mágico y críptico desde seres e historias personales “Ozymandias era pobre y malicioso, ya lo dije. /pero justo con la vida, la muerte/ y las grandes pasiones que hacen libres a los hombres”. Su poesía es como un viaje sin retorno “esperando que quinientos años después/ se descubra que aquellos orificios/ que decididamente talló sobre/los cuerpos desnudos de sus antepasados/no representaban los ojos de los Moai, / sino su ausencia”. Una habitación a oscuras, una puerta abierta donde se interpela al hombre “pero los muertos no hablan. / un cuerpo solo, no dice nada”.
Paola Roncal divaga entre la soledad y las renuncias por un amor insano “una botella me atrapa del cuello y mis ojos revientan otra vez”. La pérdida del centro vital y la dificultad para rehacerse “no puedo comprender que ecuación queda/ vacío o jazmines?” son los síntomas más claros de una poesía devastada por la desilusión “Corre, infártame, deshidrátame, llévate mis lágrimas y crea/ rocío, créame algo, que estoy quedando nada”.
Joe Montesinos hace del acto poético la interpretación de su yo errante, desquiciado “me enamoré de una puerta /claustrofóbica y labial”. Haciendo del poema una confesión, un acto de fe “nadie me avisó que tendría que ser parte/ de una condenada estructura/ yo dormía en las bancas/de los parques/ no tenía frío/ no tenía dientes” donde anidan miedos, deseos y tristes verdades “Mi corazón es azul por las mañanas/es un cenicero profundo por las tardes/un diluvio de luciérnagas por las noches/es un garabato de sol en el agua/es una bala refugiada/en un orate sin remedio”.
Las elucubraciones existenciales de Nadeshda Rodríguez proyectan una casa fantasmal donde los vínculos y las afirmaciones están prohibidos “y no quedarse para renegar/de la parentela adquirida, /vecinos/hermanos ingratos, /enamorado de la hija que no lavó los platos/y de Dios; que le quitó la capacidad de reproducir/más hijos que necesiten del buen cobijo”. Donde el amor y la vida adquieren una real dimensión desde el pasado “Desde un comienzo traspasaron tus dedos, /temores se asfixiaban en el laboratorio (…) Desde el origen sangró tu letra mujer, /ahora el doctor indica nuevo tratamiento.
Alberto Buendía nos muestra las sombras de una vida agónica, pasajera, “El tiempo fue como una hoja en el asfalto, /como una hoja a barrer/y que el viento alza por sobre los ojos”. Restos de humanidades que ya no son “Ah viejo ridículo/han pasado ya varios años/y aun sigues aquí entre nosotros/ cantando como lo haría un niño” y de idilios que no serán más “De ser así/no hubiera sido tu cuerpo en la orilla/ tu último recuerdo…”.
Margarita Babilonia se reconoce desde la figura idealizada, amada “querer ser la brisa eterna que llega a tu cuerpo” (…) “ahora/llamo a la vida para saber que no has sido un sueño”. Doliente e inalcanzable, su yo poético expía mucho más que culpas “! Oh, mi unicornio de nubes negras!/!Mátame para darme de la vida, del amor o del vivir!”.
Ilich Quispe transita y retrata las calles “Ligia ha perdido el bus/sigue en frente/callada/señalando/mirando talones/los apuntes con algún nombre/los libros marcados/sus iniciales” los recovecos de la casa perdida en el tiempo, “las cortinas fruncieron sus ondas/al notar – desilusionadas - / que no eran más oscuras que las/noches y los trajes del abuelo”. Pequeños slides que nos muestran una vida a colores y en blanco y negro “Huir tras la muerte con premura tal que/ sienta el pavor de mis pasos escapando de los tuyos”.
Milagros Vara denuncia su largo silencio, el poema habla por ella, para ella, “maldita sea mil veces callada/ NUNCA HABLO/los otros hablan por mí/ Y OTRA VEZ ME BUSCO” como intentando exorcizar su alma, sacudirse de sus oscuros deseos “Hasta cuándo tendremos/ que cargar/esta CRUZ SEXUAL” y de esa forma reconocerse desde una humanidad imperfecta y fatal “He caído en mi propio dogma/y en mi silencio/han esculpido mierda/he cedido cada paso y entregué/la ultima Hostia”.
Nueve poetas que no hacen más que confirmar su promisorio paso por este decenio que se acaba, unos más consolidados y quizá con mayor protagonismo que otros, pero al fin y al cabo un primer gran acercamiento a una poesía fresca, con sello villarrealino.

La Molina, diciembre de 2009