Roberto Salazar es un incansable viajero, las ciudades citiadas y puertos donde ha naufragado más de una vez, han sido testigo de sus inacabables aventuras. Este amante de la música de Pink Floyd y de la poesía de Rimbaud nos hace entrega de algunos poemas inéditos que a continuación compartimos con ustedes:
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Un alma viviendo eternamente en el
cielo *
y tu voz es tu mirada
Verdes olivos rojas letrinas tu
voz es mi garganta
ojos tu luz
rostro que caminas por la noche
perros sin rostro aullando en las
montañas
ladridos lejanos y suaves
perdiéndose en recovecos
El poderoso viento en las espaldas
de la noche
el remitente miedo de las noches
campanas
y lobos en los cinemas azules
repetitivos como ecos del joven
ahogado en sus sueños de amarga
esperanza por sus labios trémulos...
- sid barret : letra de una canción de pink floyd
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Amo esa región del mar
donde rebrotan mis sueños encarnados
en algún perdido robinson crusoe
aquella región es virgen de hombres mujeres niños
también es remota de ruidos lluvias amores iracundos
la mayoría repelidos como a un insecto pegajoso
Amo esas regiones de hondos y prolongados silencios
de imágenes sin recuerdos posibles
ya que no hay presente en la nada de los espacios y
las horas
no hay horarios trabajos perdidos que lamentar
tampoco perseguir futuros como certezas de colores
rojizos
ni casas de cambio rutinas en las agendas
calumniosas de los ministros que ordenan nuestras
vidas como dioses terrenales
Amo esos lugares simplemente por existir
por no haber allí nada que yo no quiera
y porque también espero muy poco de la vida
ahora que todo va perdiendo uno a uno sus sentidos
que las esperanzas se alejan como aquellos padres
que abandonan a sus hijos en la madre
y ésta pinta de negro su sonrisa con el llanto
del muchacho
como aquella isla misteriosa de mi niñez.
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Luces y montes y fuegos lápices
apunta las características llanas
sin pelambres no importando nada
que cuaje en las cosas hechas sin malgastar
las fuerzas precarias con que nacemos
y vemos y oímos pies descalzos se atreven a
andar sobre los caminos plagados de ortigas
y tras los cuernos palos sienes en el próximo
botón
No lleves la mirada a todo lo que existe
tus ojos ven lo que quieren mirar
apuntalados rellanos con cal y cemento
pon fuelles duraderos que la vida es corta
cortísima como tela de sastrería
el rótulo que enciende sus luces en primavera
arrojando rayos en las flores de olivo
No malgastes tu poca fortuna en los
nuevos días que vendrán ocúpate en tener blanca
tu sonrisa
los pies en polvorosa
la mirada fija en el puerto del callao.
DE: LUCES DE MAYO
Laberinto
Equivoqué el camino y el día
del camino
erré la ruta y la noche de la
ruta
y ahora casi tengo n años
no hay vuelta posible
Como no hay río que nazca en el
mar
ni océano que desemboque en río
no hay vuelta para atrás
los pasos siempre son: ¡hacia adelante!
Como la noche deja su lugar al
día y éste a la otra noche
el tiempo siempre avanza: ¡hacia el futuro!
La noche –perdonen la retórica-
es siempre noche como otras noches
sin estrellas o sin luna
El día es siempre día sin sol
o caluroso
En el tiempo todo está determinado
Como la a conduce inevitablemente a
la b el 1 al 2
la vida que contengo me conduce a
la muerte y no hay
ni mas luz
ni mas oscuridad
ni otro 1 después del 2 (sino sería 21 juego de azar)
ni otra a después de b (sino sería ¡bah!)
Equivoqué el camino en vez de
alegría hallé pesar
Erré la ruta el cielo es sin
estrellas
el mar es sin espumas
sólo el desierto es todo arena y sus oasis.
Consolación de la poesía
Eres la voz azulada de los idos para
siempre
el retorno cabizbajo de los días rápidos
en donde caben las horas ácidas y los minutos
dulces
combinación de colores para tu fino retrato
enmarcado en la seda de tu pubis
ardoroso y postulante
en tanto esa suave rutina nos entorpece
hasta no ver introducir mi aliento por tus
labios en cuanto se escucha el claro de
luna de beethoven descendiendo lentamente
hacia tu tímida vertiente cansada de vellos
y sin tocar entro a esa tu antesala caverna
silenciosa llena de nervios suplicantes
conversando de cosas de la infancia
de ese tímido glaciar que era tu frente
de cómo las limosinas se adentran en los
barrios de Harlem
o salen de los jardines de las Tullerías
viendo a Rimbaud Baudelaire Ojeda
deambular en busca de más poemas en los ardenes
abisinia chosica
En tanto cicatrices de nuestros sexos se curan
en silencio.
Inmunidad
Nadie me toca a mi nadie debe tocarme
sin un violín sin un alfil sin nada
nadie toca mi cuerpo lo digo aquí
en esta poca paginita mojada por la lluvia
de adentro
Nadie toca mi cuerpo si no muere
inútilmente muere como un gusano mojado
y es verdad que una nube cierra al viejo día
la nueva noche también
como muere la tarde a las 6 p.m.
Nadie toca mi alma de lo contrario está refrito
así como nadie toca esa nube nuevo día
vieja noche.
De: CARTAS DEL NAUFRAGIO
Roberto Salazar Gamarra: Lima, 1958. Poeta y narrador, estudió literatura en San Marcos. Publicó “Contra el muro” 2000, “Arte Rupestre” Lima Editorial zignos 2004, “Ciudad Sitiada” editorial Casa Barbieri 2009.
Ganó los concursos de poesía el 2001 en San Marcos y primera mención honrosa en Chile por el cuento “Ángel Caído” 2006, organizado por la Universidad Católica del Norte.
Participa en el movimiento de Poetas Descentralistas.
Tiene en preparación un libro de cuentos: “El Ángel Caído y otros cuentos” y dos poemarios: “Cartas del Naufragio” y “Luces de Mayo”.
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